Quinto día de viaje
Desembarco en un sitio que desborda de belleza. El lugar me provoca y me invita a explorarlo, pero no me alcanzan los sentidos para recorrerlo en su plenitud. Me concentro en derretir el tiempo hasta fundirlo en un instante eterno. Busco la cámara para capturar la mejor imagen de mi vida y me esfuerzo por observar a través del visor, pero mis ojos enmudecen y se vuelven cada vez más pequeños. Y sin saber qué hacer ni por dónde empezar, ciego ante tanta hermosura, bajo torpemente la cámara, y por último me entrego.