Hegemón ataca Rafecas
La primera vez que oí acerca del Juez Daniel Rafecas fue hace 10 años, aproximadamente. En aquel momento había condenado a tres adolescentes por atacar a un chico judío en el barrio de Belgrano. La pena, tan insólita como ejemplar, consistió en que los agresores debían “recorrer el Museo del Holocausto”. Y fue el propio magistrado quien se ocupó de acompañarlos y darles una charla explicativa.
Aunque no tuvo la repercusión mediática que uno hubiese deseado, fue una condena única en nuestro país, sin precedentes. Naturalmente, haberlos encarcelado hubiese generado más rencor y más odio racial por parte de los imputados. Rafecas optó por la educación como alternativa a la punición. Optó por incluir en lugar de reprimir.
Aquel fallo encerraba lo más cercano a lo que yo concebía como el ideal de justicia que debe impartir cualquier estado a sus habitantes. El juez, en un gesto muy breve, se había ganado todo mi respeto. A partir de allí, traté no perderle el rastro y de poner el ojo en aquellas causas en las que lo tocó intervenir (“Coimas en el Senado”, “Violaciones de derechos humanos del primer cuerpo del ejército”, “Papel Prensa”, “Ex Ciccone”, entre otras). En algunas pude estar ideológicamente de acuerdo, y en otras, quizás en menor medida, pero nunca le perdí ese respeto al que hice mención. Leer algunos de sus fundamentos ya es un ejercicio placentero para quienes disfrutamos de las ciencias jurídicas.
Ayer, el Hegemón que detenta el poder de turno –no hace falta que lo nombremos, ya sabemos quiénes lo componen- inició una campaña de desprestigio pidiendo su remoción. El motivo aparente: “haber desestimado la denuncia del fiscal Nismann contra CFK”, que dicho sea, había sido confirmada por la Cámara de Apelaciones Criminal y Correccional. Su forma: una “solicitada” que persigue la clara intención de posicionar ideológicamente a la sociedad de acuerdo a los intereses del sector gobernante. Nada nuevo.
Está muy claro que un juez de argumentaciones progresistas, que ha llegado incluso a considerar ‘delito de lesa humanidad’ la apropiación de Papel Prensa, se transformó en un obstáculo para continuar materializando su proyecto antipopular. Por eso la operación de prensa en su contra, por eso la imposición de la agenda en los medios, por eso la persecución política, por eso el intento de remoción. Otra vez, nada nuevo.
Atacan con lo que tienen a mano y les arroja mejores resultados, que es la generación de sentido mediante la manipulación de sus medios de comunicación hegemónicos. Así es como aprendieron a hacerlo durante los últimos años y ya se transformó en su modus operandi. Como es previsible, debemos preparamos para hablar por un buen tiempo de este cristo Rafecas.
Entonces, nos sentamos al teclado, al micrófono, o frente a las cámaras los que pronunciamos otras voces, los que entendemos a la comunicación como una arteria fundamental para dar la batalla cultural contra ese Hegemón intagotable que no descansa; que pareciera que nunca se toma vacaciones. Ojalá esta vez podamos capitalizar esta nueva operación de prensa, este nuevo embate a nuestro favor. Y que nos sirva para leer, buscar, investigar e interiorizarnos sobre algunos de sus fallos, sobre su trayectoria. A difundir, señores, que esto recién comienza. Corramos la voz; la nuestra.