Cuento: "Ateo de peluqueros"
No creo en los peluqueros, de hecho, descreo plenamente de ellos. Si alguna certeza he de tener en la vida, ésta es que tales fígaros no existen. Me considero al respecto –y demás está decirlo- un auténtico ateo de peluqueros.
Y no solamente niego rotundamente que estos maestros de las tijeras alguna vez hayan existido, sino también reniego pensar en el disparate que resulta que se empleen dentro de la sociedad cortándole y tiñéndole el cabello a la gente.
No tengo hasta el momento una explicación plausible de por qué cuando las personas ingresan a aquellos infaustos sitios conocidos como “peluquerías”, “barberías” o “salones de belleza”, salen con su pelo estéticamente diferente a como entraron en un primer momento. Mi teoría principal radica en la hipótesis de que son los propios clientes quienes se cortan el pelo entre sí, mientras se cuentan chismes y sandeces. A posteriori, se abonan recíprocamente y se marchan todos felices.
Debo confesar, a todo evento, que tengo un amigo escéptico que sí cree en los peluqueros, pero no cree en los carpinteros. Ese está loco, de veras.
Y no solamente niego rotundamente que estos maestros de las tijeras alguna vez hayan existido, sino también reniego pensar en el disparate que resulta que se empleen dentro de la sociedad cortándole y tiñéndole el cabello a la gente.
No tengo hasta el momento una explicación plausible de por qué cuando las personas ingresan a aquellos infaustos sitios conocidos como “peluquerías”, “barberías” o “salones de belleza”, salen con su pelo estéticamente diferente a como entraron en un primer momento. Mi teoría principal radica en la hipótesis de que son los propios clientes quienes se cortan el pelo entre sí, mientras se cuentan chismes y sandeces. A posteriori, se abonan recíprocamente y se marchan todos felices.
Debo confesar, a todo evento, que tengo un amigo escéptico que sí cree en los peluqueros, pero no cree en los carpinteros. Ese está loco, de veras.
1 Comments:
At 7:35 p. m., Anónimo said…
Yo no creo en Winnie Pooh y sus amigos.
No creo en los anillos de oro contra los orzuelos.
No creo en comer papas fritas con Clericó.
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