Back-up de textos de Germán Navas

Espacio que utilizo para mantener a salvo todo lo que escribo: cuentos, notas periodísticas, poesías, letras de canciones, fórmulas, historietas y recetas de cocina. Seguramente sea mi espacio más íntimo en la Web, por eso te pido discreción.

miércoles, marzo 05, 2014

Catarsis

Hace cuarenta minutos que estoy aferrado a tu cuello, acariciándote, y no dejo de pensar en el día en que te conocí. Todo pasó tan de repente, tan rápido. Seis años juntos. Seis, que para mí fueron segundos que se evaporaron en un instante eterno. Parece que fuera ayer, que estábamos de vacaciones con mi familia cuando pude verte salir entre los pastos que se abrían en la sierra y supe que nunca más iría a dejarte.
Me concentro en tu pelo suave, tu moño rojo, tu cola, esos olores tan tuyos. Quiero guardarlos para siempre conmigo, como una huella eterna. ¡Es que te quiero tanto que no entiendo cómo pasó todo esto! ¡No quiero que se termine!
Hoy prometí no llorar y no voy a hacerlo, no mientras estemos así, juntos, tirados en la cama. No mientras pueda seguir disfrutándote con la mirada, mientras cruzo las manos por tu cuello en un abrazo oso.
Te vas a ir, y yo no sé cómo voy a seguir. El lunes te vas a ir, y hasta que eso suceda no me van a alcanzar los segundos para seguir disfrutándote.
Hoy corriste. No sé por qué corriste, hace mucho que no lo hacías. Y me llené de ilusión, de esperanza en que esto pudiera salir adelante.
Pero vos también sabés que esto ya se acaba, sé que lo sabés, porque me entendés siempre, aunque todos digan que soy un loco de mierda.
Es que tenés que irte, no hay otra opción, donde sea que fuere vas a estar mejor, vas a poder revolcarte en la arena, como el día que conociste la playa y te paralizaste de emoción.
Ya no hay más por hacer, hace días que no te veo comer siquiera, te estás abandonando. Esa enfermedad de mierda. ¡ESA PUTA ENFERMEDAD DE MIERDA! 
Pienso que te podría haber disfrutado más, que no te disfruté lo suficiente, que tantas veces reclamaste mi atención y no te di pelota. No sé cuánto tiempo pasó desde la última vez que te saqué a pasear, y otra vez la culpa... ¡OTRA VEZ LA CULPA QUE ME CARCOME!
Prometí no llorar mientras estés conmigo, pero me cuesta un huevo. Te voy a extrañar tanto. Y te abrazo tan fuerte que ya te clavo las uñas, y vos parás las orejas, y entreabrís los ojos, y asomás la lengua, sólo para mostrarme que estás con vida. Entonces te digo que te amo, pero estás ida, completamente, como dijo que iba a suceder el veterinario.
El lunes vamos a volver... y ese hombre bueno te va a dar una inyección... y creeme que vas a estar mejor... te puedo jurar por lo que más quiera en el mundo que vas a estar mejor así, que es por tu bien, sin sufrimiento, pero no quiero hablarte de eso ahora, porque todavía te tengo acá, conmigo, y siento tus latidos, intento disfrutarte un rato más, un infinito rato más, y no voy a llorar. Prometí no llorar, y entonces me cuelgo fuerte a tu cuello, y te abrazo como un oso, y no lloro... No lloro. Porque prometí no hacerlo.